¿De qué sirve una ciudad sin gente?
¿De qué sirve un supermercado si nadie va a comprar? ¿De qué sirve un bar si nadie va a consumir? ¿De qué sirve una peluquería si no hay nadie que se corte el pelo? ¿De qué sirve una ciudad sin gente?
Todas esas preguntas podrás responderlas al final de este artículo, cuando te cuente en qué consiste Synergia.
Estoy seguro de que alguna vez has oído hablar de la ‘España vaciada’, de cómo una gran parte de nuestro país se está quedando sin gente.
Durante años, comunidades como Castilla y León han sido castigadas por el retraso económico y el despoblamiento y, si unimos estos problemas al envejecimiento de sus habitantes surgirá la fórmula perfecta para destruir cientos de poblaciones y con ello sus tradiciones, valores y pasado.
El mundo tal y como lo conocemos es demasiado complicado, muchas variables a las que enfrentarse y pocas herramientas para hacerlo. ¿Puede el Gobierno o la Junta frenar el despoblamiento de estas comunidades? ¿Tienen suficiente capacidad para intervenir? ¿Podemos las personas frenar un fenómeno provocado por nosotros mismos?
Son muchas preguntas que lamentablemente no tienen respuesta, al menos yo no encuentro una que me convenza. Sin embargo, sí podemos hablar de intentarlo, con eso no perdemos nada, aunque también es cierto que debemos unir fuerzas para poder, al menos, tener una oportunidad de solucionarlo.
Como dije antes, existen muchas variables, tantas que llega a ser confuso por dónde empezar a tirar del hilo. Que una ciudad o pueblo se vacíe de gente provoca el cierre de negocios, familias con dificultades para llegar a fin de mes, que a su vez provoca gente con menos dinero para gastar en otros negocios, que vuelve a producir más despoblamiento. Incluso, muchas de estas personas no esperan y van a otros sitios en busca de esperanza y tranquilidad, y el ciclo se reinicia. ¿Entonces, por dónde empezamos?
Está claro que ante algo tan grande actuar solos resulta imposible y poco práctico, así que la respuesta es fácil, debemos unirnos entre todos y contribuir a que este problema no vaya a más, o incluso a solucionarlo. El cambio puede venir desde dentro.
¿Por dónde empezar?
Ya he mencionado que existen múltiples variables que enredan todo un poco, así que yo propongo empezar por la que quizá está en el centro de todas, el pequeño negocio.
El pequeño negocio es, al final, quién puede tener la solución y a la vez es la víctima de este problema. Si conseguimos impulsar estos comercios, se consigue mejorar su calidad de vida, tanto de sus familias como de sus localidades y, todo esto, crea un ciclo de beneficios que se retroalimenta, aunque no es tan fácil. Debemos tener en cuenta variables externas, aquellas que no podemos controlar, sin ir más lejos la inflación, ese fenómeno económico tan famoso y del que tanto se habla hoy en día, o el contexto social, el tecnológico, el grado de desarrollo de los negocios que ya existen…
En este artículo pretendo ofrecer soluciones, así que no me voy a centrar en aquello que no puedo controlar ni solucionar. ¿Entonces en qué podemos ayudar?
El pequeño negocio no tiene capacidad para competir con grandes plataformas como Amazon, que la mayoría de las veces nos ofrece productos más baratos y sin movernos de casa, pero al final, como nos enseñó Michael Porter, la competencia siempre está ahí fuera, incluso para los más grandes, solo hay que encontrar algo que los diferencie, definir y perfeccionar al máximo su propuesta de valor, incluso cuando su actividad pueda parecer poco atractiva y simple.
¿A que cuando estáis malos vais al médico? Pues lo mismo ocurre con las empresas, a veces enferman y necesitan de alguien que los ayude, en este caso con asesoramiento para guiarles en sus andanzas por los enrevesados mundos de la economía y los mercados.
Muchas veces no se tienen recursos suficientes para tomar este tipo de decisiones, quizá es miedo por si no funciona, quizá es falta de tiempo (recordemos que la mayoría son negocios familiares o pequeños que se ocupan de todo) y prefieren dedicar este recurso tan valioso a otra cosa, o simplemente no creen que les pueda ayudar y no tienen la suficiente confianza.
El asesoramiento permitiría a estos negocios tener a un experto guiándoles, ayudándoles a conseguir sus objetivos y formándoles en lo que necesiten para ello. Ya no sólo es este conocimiento, si no el sentirse acompañados durante todo el proceso y tener confianza y esperanza.
Puede que su negocio no funcione cómo quisieran en la ciudad donde se encuentren, pero existen miles de estrategias que se pueden aplicar, como cambiar el canal de venta o utilizar algo de marketing que nunca viene mal. Al final lo más importante es que, si algo no funciona, cambiarlo hasta que lo haga, solo así es como se consiguen resultados.
Se me ocurren otras formas de ayudar, por ejemplo, copiando lo que otros hacen, y no hablo de plagiar nada. Es importante tener respeto a la competencia, pero también fijarse en ella. Si a ellos les va mejor que a ti, entonces es que algo están haciendo bien y de ello puedes aprender.
Por Internet podemos ver cómo se realizan cientos de eventos empresariales en ciudades como Madrid o Barcelona, en este tipo de eventos empresarios acuden a promocionar sus negocios, hacer contactos, hablar con posibles inversores, en definitiva, darse a conocer.
¿Y por qué no hacer lo mismo en una ciudad pequeña? En estas ciudades también hay empresarios, ¿no? Puede que no sea un macro evento como el que puede realizarse en Madrid, pero nos conformaremos con que acuda gente de fuera y los pequeños negocios puedan promocionarse y ganar visibilidad, hacerse notar y poder decirle al mundo que también existen y son igual de importantes, y quién sabe, quizá algún inversor los ve con buenos ojos.
La realización de estos eventos no solo ayudaría al pequeño negocio, si no también a la propia localidad. Los ayuntamientos estarán encantados de que se realicen actividades que puedan promocionar dichas localidades y poder salir en prensa u otros medios de comunicación. La clave es estar continuamente en movimiento, ya sea para cambiar o para hacer ruido, pero siempre con el objetivo de mejorar.
Por ir cerrando este apartado de soluciones (se admiten más), se me ocurre hacer formaciones grupales a estos negocios, más de carácter genérico.
Ya he hablado de la importancia del asesoramiento y de que estos negocios puedan aprender más sobre cómo mejorar y alcanzar sus objetivos. Se pueden aprender miles de cosas y algunas no tienen por qué ser personalizadas, es decir, se dejaría el asesoramiento para encontrar soluciones concretas a cada negocio, y las formaciones para que puedan seguir aprendiendo con contenidos genéricos y útiles para todos al mismo tiempo.
¿Synergia?
Al principio del todo he mencionado Synergia, así que quizá te estás preguntando qué es. Pues ya lo sabes.
Synergia es un proyecto que pretende hacer todo lo que has leído. Valoramos al pequeño negocio y su importancia, su trasfondo y familia y queremos poner fin a los problemas de los que he hablado antes. Las consecuencias no solo afectarán a estos negocios y sus familias, si no a todos los que vivan en las localidades que poco a poco se van vaciando de gente o incluso desapareciendo.
Se está viendo como pueblos y ciudades pequeñas no cuentan con algo tan básico como una buena conexión a Internet o servicios sanitarios en su misma localidad, si no que deben desplazarse para algo tan simple y necesario como ir al médico. También se está viendo que otras ciudades que contaban con estos servicios ya no lo hacen, por ejemplo, Béjar, que antes contaba con unas urgencias más o menos completas, y poco a poco han ido desapareciendo funciones y servicios que antes se ofrecían, obligando a más de 10.000 personas a desplazarse a Salamanca, a unos 70 kilómetros, para ir al médico.
¿Y quién no tenga coche? ¿Y quién tenga poco dinero y no se pueda permitir pagar gasolina para hacer 140 kilómetros (ida y vuelta)? No olvidemos también que la gasolina cada vez está más cara, como ya mencioné anteriormente.
Como veis, esto son ejemplos reales, pero que ilustran perfectamente el bucle del que hablaba al principio. Localidades más vacías, con menos servicios y recursos, que provoca que haya menos trabajo y por tanto gente con poco dinero o que se tengan que desplazar fuera para poder trabajar. ¿Cómo te compras un coche o pagas gasolina si cada vez tienes menos dinero por la inflación y el desempleo?
Cabe mencionar aquellas personas que quieren disfrutar del servicio de buses urbanos o interurbanos, ya sea porque no tienen coche u otros motivos y no pueden. Y os preguntaréis, ¿por qué no pueden? Si cada vez hay menos gente que pueda utilizar estos servicios, ¿para qué destinar dinero a más líneas si no son rentables o no se utilizan?
Todo es un ciclo que se retroalimenta, trayendo consigo cada vez consecuencias peores. Por eso es importante que pongamos solución, ya no desde fuera si no desde dentro, colaborando entre todos y aportando nuestro granito de arena.
¡Juntos somos más!
Graduado en el Grado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Salamanca. Segundo Galardonado por su proyecto Synergia en el Programa Explorer del Banco Santander y Seleccionado entre los mejores proyectos en el Programa Prototipos Orientados al Mercado – TCUE de la Fundación General de la Universidad de Salamanca en el curso 2021/2022.