Alberto Pajares y Sergio Rodríguez – Hacia un nuevo modelo turístico

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Hacia un nuevo modelo turístico

La evolución de la pandemia ha provocado un shock en la economía de tal magnitud que no ha sido hasta hace bien poco cuando hemos comenzado a presentar los primeros síntomas de recuperación. Indudablemente uno de los sectores más afectados por las continuas restricciones a la movilidad ha sido el turístico que representa ni más ni menos que el 13% del PIB español.  Es por ello que en los últimos meses parece plantearse seriamente la reconversión de la actividad turística hacia un modelo más sostenible, aprovechando la llegada de los fondos Next Generation EU. Pero ¿qué entendemos por turismo sostenible? La OMC lo define como un turismo que, en primer lugar, garantice el uso óptimo de los recursos medioambientales; que, en  segundo lugar, minimice el impacto sobre la cultura local; y, por último, que asegure a largo plazo oportunidades de empleo y actividades económicas viables. Dicho esto, ¿sobre qué características parte Salamanca para la transformación de su modelo turístico?

Una ciudad muy envejecida

Cuando analizamos la estructura poblacional, comprobamos que se trata de la segunda capital de provincia con mayor índice de envejecimiento, debido a la rápida y evidente inversión de la pirámide poblacional, donde cada vez las cohortes superiores son más numerosas (por la tendencia a la baja de la natalidad, la llegada a la edad de jubilación de las primeras generaciones del baby boom, el incremento gradual de la esperanza de vida…). El envejecimiento poblacional de la ciudad, ligado a unas tasas de empleo muy bajas que traen consigo la despoblación del municipio, provoca una tasa de dependencia muy elevada: 45,35% (INE, 2020). Dicho de otra forma, por cada 100 habitantes en edad de trabajar, tenemos 45 personas mayores de 64 años, la cifra más alta de todas las capitales de provincia españolas. Sin embargo, conviene añadir que este problema no es exclusivo de la ciudad de Salamanca, sino que atañe a toda Castilla y León, puesto que cinco de las diez capitales de provincia españolas con mayor tasa de dependencia son castellano-leonesas (León, Valladolid, Zamora y Palencia).

…pero con una alta población flotante

Para medir los niveles de población de una forma más fiel a la realidad debe tenerse en cuenta no solo la población empadronada, sino también aquella que tiene algún tipo de relación con la ciudad —bien sea porque trabaja o estudia en la ciudad o porque viene con frecuencia a ella—, puesto que al final son individuos que van a consumir, tributar (en mayor o menor medida) y generar actividad económica en la ciudad. Para referirnos a ella utilizamos el concepto de población flotante o vinculada. Salamanca es la séptima capital de provincia con mayor tasa de vinculación[1], gracias a la importancia de los municipios del alfoz —un área muy compacta que no llega a los 200 km2, lo que favorece que muchas personas que residen en pueblos de alrededor trabajen y/o estudien en Salamanca—, el impacto de la Universidad de Salamanca—un 76% de sus estudiantes de la USAL residen fuera de la provincia— y la cercanía a ciudades más grandes como Madrid o Valladolid.

Malos datos históricos respecto al mercado laboral…

Pese a que es cierto que la provincia de Salamanca en las últimas décadas ha crecido mucho en términos de PIB per cápita (un 67% en el período 2000-2018), más incluso que el total nacional (61%), los datos de empleabilidad no son tan satisfactorios: Salamanca se sitúa siempre muy por debajo de la media nacional, solo alcanzándola una vez (en el tercer trimestre de 2015). Cierto es que Salamanca converge también en términos de tasa de empleo respecto a la etapa previa a la crisis de 2008, pero no por la mejora de sus datos, sino por la brusca caída que sufre el empleo a nivel nacional.

…aunque con un alto potencial turístico

El número de turistas que llegan a la provincia salmantina se ha ido incrementando generalmente año a año con las excepciones de la crisis del 2008 y la derivada de la COVID-19: hasta el impacto de esta última, el municipio de Salamanca estaba superando desde el año 2015 el millón de pernoctaciones cada año. Puesto que la población ha ido reduciéndose y el número de viajeros aumentando, la ratio turista por habitante se multiplicó por 1,35 en el período 2006-2019. Otro dato esperanzador: la ocupación hotelera por habitaciones, según los datos del INE, ha crecido en casi 10 puntos porcentuales hasta el 65% en el período 2005-2019. Por último, si nos centramos en cuál es la actividad dominante dentro del sector turístico en la ciudad comprobamos que la hostelería copa una gran proporción dentro del sector con 10.294 afiliados en 2019 (también se trata del subsector dominante si atendemos al número de locales o la contribución de su actividad al PIB).

La alternativa al actual modelo turístico: una transición verde

Vistos los principales datos demográficos y económicos de la ciudad, podemos determinar la necesidad de aumentar la calidad del turismo hacia un empleo turístico enfocado a actividades donde la cualificación requerida a los empleados sea mayor y donde la remuneración sea también más elevada. Así, nos planteamos la transformación hacia una economía verde, cuyo debate es de la máxima actualidad dentro del campo económico. Tanto es así que uno de los cuatro pilares fundamentales del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia impulsado por el gobierno —y financiado por la Unión Europea— es la transición ecológica, donde encontramos, entre otros puntos, la reconversión turística.

Los Fondos Europeos de Recuperación —para los que el gobierno tiene previsto destinar 3.400 millones entre 2021 y 2023 a la modernización y competitividad del sector turístico— son, sin duda, una oportunidad para llevar a cabo esta conversión. Atendiendo a los criterios del Programa de Planes de Sostenibilidad Turística en Destinos, Salamanca posee ciertamente una serie rasgos que pueden, en principio, hacerla beneficiaria de este instrumento pues, en primer lugar, se trata de una ciudad Patrimonio de la Humanidad con decenas de recursos declarados Bienes de Interés Cultural; y, en segundo lugar, como ya mencionamos, es una ciudad que necesita abordar urgentemente el reto demográfico.

Pero ¿cómo debe llevarse a cabo esta transición?

  • Nuevos y mejores recursos turísticos. Para transformar el sector del turismo será necesario crear nuevos recursos turísticos que incrementen la oferta turística, restaurar determinadas áreas de la ciudad y mejorar los equipamientos públicos. Proyectos como los que engloba el PEPIVB[2], desarrollado en Salamanca, van en esta dirección que, con el objetivo de transformarse en una ciudad verde, pretenden aprovechar los nuevos nichos de empleo que genera la economía circular, conseguir un empleo de calidad, recuperar la biodiversidad y mejorar la calidad de vida de los residentes y la experiencia de los visitantes.
  • Colaboración entre administraciones. Para impulsar este nuevo modelo turístico no solo es necesario la puesta en marcha de medidas por parte de las Entidades Locales, sino que requiere de una cogobernanza con las distintas administraciones que ponga en valor —a través de acciones de marketing y promoción turística, préstamos a proyectos desarrollados por empresas turísticas enfocados al incremento de la competitividad del sector, el establecimiento de un sistema de conocimiento e inteligencia turística…— el turismo cultural y el ecoturismo.
  • Transformación digital. Por último, esta reconversión debe pasar por una transformación digital a través de la cual, por un lado, se recojan y se realice un seguimiento de los datos turísticos (véase DATAESTUR) y, por otro, se evalúen a través de ellos los resultados y la efectividad de las políticas públicas en términos socioeconómicos.

Por tanto, el objetivo principal de esta reconversión de la actividad turística es conseguir un incremento de la calidad de vida de los ciudadanos ofreciéndoles buenas oportunidades de empleo a través de un modelo que garantice, por un lado, su sostenibilidad en el tiempo y que, además, cuide y ponga en valor los espacios naturales de la ciudad.

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[1] La tasa de vinculación de un municipio es el porcentaje de población flotante sobre la población que reside en ese municipio. Por definición, la tasa de vinculación será siempre mayor o igual al 100%.

[2] El Plan Especial de Infraestructura Verde y Biodiversidad de Salamanca (PEPIVB) se trata de una estrategia de la ciudad que tiene como objetivo conectarla con la naturaleza, de tal forma que ofrezca un impacto positivo sobre la salud de sus habitantes y la economía local. Compuesto por un total de 276 actuaciones y un presupuesto de 10.749.500 euros, el proyecto incluye medidas como la recuperación de espacios degradados, la plantación de árboles, la ampliación de zonas verdes para conectar corredores o la creación de viveros y cultivos ecológicos.


Autores: Alberto Pajares Fort y Sergio Rodríguez Moreno. Estudiantes del Grado en Administración y Dirección de Empresas en la  Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Salamanca. Prácticas en Gerencia de Turismo en Salamanca.