Cómo crear entornos de aprendizaje en los que nuestros alumnos aprendan al máximo
Hasta hace un tiempo se venía considerando como responsabilidad inmediata del docente el hecho de transmitir el máximo de contenidos científicos e informativos posibles sobre la materia en cuestión en la cual él era el experto indiscutible, y las clases se desarrollaban de modo que el profesor compartía sus conocimientos de forma unilateral.
El devenir de los tiempos y los cambios necesarios que en todos los ámbitos se producen, han hecho mella para bien en la actitud que debe enfrentar el docente en su aula y la forma en la que debe entender su profesión, pasando a considerarse como una de nuestras responsabilidades la labor de crear entornos de aprendizaje en los que nuestros alumnos puedan tener acceso a una forma activa de aprender.
Si preguntamos a nuestros alumnos cómo quieren que sea el desarrollo de las sesiones formativas a las que acuden, encontramos respuestas con núcleos comunes: quieren preguntar, comentar y participar; compartir y conocer diferentes enfoques sobre los que van aprendiendo.
Añadimos a esta realidad las aportaciones que proceden del ámbito del marketing, que nos transmiten como fundamental el hecho de conocer las necesidades del cliente para ofrecerle aquello que va a satisfacerlas, y considerando que el estudiante es el usuario inmediato del trabajo del docente, la conclusión inmediata es la necesidad de crear un determinado entorno para aprender.
Se trata de conseguir que el alumno «haga» en relación a esos contenidos que indican los programas de las asignaturas, con el objetivo de desarrollar diferentes destrezas, distintas y complementarias a las de escuchar y comprender para después memorizar como se hacía tradicionalmente.
Bajo esta consideración, son muchos los instrumentos que debe contemplar el profesor como base para que el resultado de su trabajo sea el mejor, y de entre los que debe guardar en su particular «cajón de sastre» elijo dos para dar respuesta a la pregunta que titula el artículo.
El primer instrumento relevante es la Metodología Didáctica que el docente debe usar en aula.
Si bien en otros momentos la denominada clase magistral era la única y mejor forma de enseñar con éxito, mucho se ha escrito sobre su negativo carácter de unilateral dado que solo el profesor comunica, y no comprueba los aprendizajes logrados si no es con un examen final. También se señala la falta de motivación que genera por impedir la participación, o el absentismo al que tradicionalmente ha dado lugar porque las notas tomadas en clase son casi las mismas en todos los alumnos y por tanto es fácil acceder a ellas.
No se debe sustituir esta forma de enseñar, si bien se sugiere combinarla con otras metodologías que ya se van introduciendo progresivamente, y que reciben el calificativo de activas, porque están centradas en el alumno como parte fundamental del proceso de enseñanza aprendizaje.
Se trata de formas de enseñar que invitan a que el estudiante aprenda haciendo, y no tanto de forma pasiva simplemente escuchando.
Entre esas metodologías activas se citan:
• El Aprendizaje Basado en Problemas, que plantea al alumno una situación normalmente enmarcada en la realidad, y que éste debe resolver dando respuesta a diferentes cuestiones en relación al problema. Las respuestas a estas cuestiones serán los indicadores del aprendizaje logrado.
• El Aprendizaje Basado en Proyectos, también pensado para presentar al alumno situaciones reales partiendo de una pregunta, un reto o un problema inicial relacionado con los contenidos a aprender, y que el alumno debe resolver mostrando los resultados en un producto final.
El aprendizaje se va consiguiendo en la medida en que se realizan diferentes tareas indicadas por el docente y dirigidas a completar el producto final que puede adoptar diferentes formatos.
• El Aprendizaje Cooperativo, que invita a organizar la clase en grupos de alumnos que trabajarán juntos para aprender compartiendo e interactuando hasta consensuar respuestas que serán el reflejo de lo aprendido. El docente orienta en la estructura de aprendizaje cooperativo más adecuada según los contenidos a aprender, y guía el proceso que se da en el tiempo de aprendizaje asignado.
• La Clase Invertida o Flipped Classroom, que consiste en que el alumno se relacione con los contenidos más teóricos en momentos de tiempo diferentes a los desarrollados en clase y a través de vídeos facilitados por el profesor, mientras que las horas en el aula se dedican a cómo crear entornos de aprendizaje aprender haciendo y aplicando los contenidos teóricos bajo la tutela del docente, que observará los aspectos no comprendidos y actuará para llegar a soluciones que garanticen el aprendizaje.
• El Design Thinking o pensamiento de diseño, que es una metodología procedente del ámbito del diseño en la empresa, y que trasladado a las aulas, se convierte en un método de enseñanza aprendizaje estructurado en seis pasos y pensado para fomentar la adquisición de destrezas en cooperación, creatividad e innovación.
• El Learn Startup, que es una metodología pensada para destacar en el ámbito empresarial a través de la innovación según indicó Eric Ries en 2013. Los docentes adoptamos esta forma de hacer para conseguir aprendizaje a través de la experimentación según unos pasos que marca esta metodología y que consiguen una forma de aprender basada en la reflexión, la creatividad y búsqueda de soluciones.
Se completan estas metodologías sugeridas con diferentes técnicas o instrumentos que podemos utilizar en el desarrollo de las anteriores, como la Gamificación, el Visual Thinking o el Escape Room, sin olvidar todas las herramientas sobre Tecnologías de la Información y de la Comunicación que podemos utilizar para seguir generando aprendizaje.
Están a nuestra disposición para llevar a nuestras aulas y conseguir en nuestros alumnos la adquisición y el desarrollo de habilidades para aprender y por tanto para ser creativos, autónomos, emprendedores, capaces de tomar decisiones en cualquier entorno y de encontrar soluciones a las diferentes situaciones que se les van presentando, tanto dentro como fuera del aula.
La metodología didáctica es sin duda una herramienta fundamental para crear entornos de aprendizaje en los que los alumnos aprendan lo máximo, si bien hay que considerar más componentes en este entorno.
Se ha mencionado sobre diferentes formas de enseñar, incluida la clase magistral, pero también hay diferentes formas de aprender, y esta consideración sería el segundo elemento fundamental para hacer nuestro mejor trabajo como docentes.
Es el momento de considerar las capacidades que tiene cada alumno para favorecer su aprendizaje, y para reflexionar sobre ello nos acercamos al modelo de Inteligencias Múltiples propuesto por el psicólogo Howard Gardner en 1983, en el que destaca ocho tipos de inteligencias:
• Lingüística. Destreza para comprender lo que se escucha y comunicar verbalmente.
• Lógico – Matemática. Capacidad para resolver problemas con contenido numérico.
• Visual – Espacial. Habilidad para visualizar en el espacio, localizar objetos e imaginarlos de otras formas.
• Corporativa – Cinestésica. Facilidad para el movimiento y transmitir mensajes con el cuerpo.
• Musical. Saber hacer distinguiendo sonidos y expresarse utilizándolos.
• Interpersonal. Habilidad para entender a los demás y ponerse en otras situaciones consiguiendo respuestas de las personas con las que nos relacionamos.
• Intrapersonal. Forma de mostrar comprensión de nosotros mismos, de forma Madura y coherente.
• Naturalista. Capacidad para relacionarnos con el entorno ambiental que nos rodea.
Para enseñar, se propone detectar las inteligencias múltiples que caracterizan a nuestros alumnos. La formación en este sentido nos indica que tengamos empatía y utilicemos estrategias que nos permitan valorar la habilidad de los estudiantes para resolver problemas en cualquier situación o entorno.
Todos tenemos combinaciones de diferentes inteligencias y la capacidad que tengan nuestros alumnos para hacer uso de sus habilidades y destrezas más relevantes, para efectivamente poner en marcha acciones que les permitan avanzar como personas y resolver los diferentes conflictos a los que se enfrenten, será lo que determine el mejor entorno de aprendizaje a proponer en nuestras clases y nos ayude a los docentes a crear entornos de aprendizaje en los que los alumnos aprendan más y mejor.
Ángela González Lucas
Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales y en Ciencias Políticas y de la Administración. Es Profesora Asociada en la Facultad de Economía y Empresa. También es Profesora de Enseñanzas Medias con especialidad en Administración de Empresas y Economía. Simultáneamente, es tutora de cursos en red en el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del Profesorado (INTEF) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.